miércoles, 31 de octubre de 2012

La búsqueda interna

El poder no puede sostenerse en esta superficie encrespada , pero permite que discutamos , que nos mezclemos , que seamos por momentos unos y por momentos otros  , que demos vuelta alrededor de lo mismo  , que suframos la experiencia de ser libres incluso a costa de nosotros mismos . Los hombres no aman la vida , decía sabiamente Stevenson , sino que aman vivir .
Dejemos que el populismo se quede con la patente de la vida .Vivir es otra cosa.

La masa -La Mayoría -El rebaño no pensante-Los mediocres

Ayer, en un tweet fuí reprendido por usar la palabra imbécil en la respuesta a un comentario sobre los políticos en Venezuela . Comprendo que se pueda tomar como una ofensa sin embargo no es un insulto sólo una condición inherente a determinados seres humanos .
Un traspapelado prosista católico que nos enseño a admirar Rubén Dario  distingue al mediocre del imbécil ;éste ocupa un extremo del mundo y el genio ocupa el otro  ; el mediocre está en el centro . Será , entonces , lo que en filosofía , en Política o en literatura , se llama un eclético , un justo medio ? De manera alguna , contesta . El que es justo medio lo sabe , tiene la intención de serlo ; el hombre mediocre es justo medio sin sospecharlo . Lo es por naruraleza , no por opinión ; por carácter , no por accidente  .En cada minuto de su vida y en cualquier estado de ánimo , será siempre mediocre .Su rasgo característico , absolutamente inequívoco , es su deferencia por la opinión de los demas .No habla nunca ; repite siempre .Juzga a los hombres como los oye juzgar . Reverencia a su más cruel adversario si éste se encumbra ; desdeñara a su mejor amigo si nadie lo elogia . Su criterio carece de iniciativas .Sus entusiasmos son oficiales .
Cada vez que hablo del rebaño y me refiero particularmente al caso argentino  pienso en el mediocre .Son mayoría y la mayoría también vota . Lo mismo sucede en todo Latino América ( no me intereso en este punto en otras latitudes ) . Por eso aparecen y se reproducen  los Chavez , los Evo , los Correa ,los Kirchner  sólo por nombrar a los mas reconocidos hipócritas del subcontinente.
Yo perdí mi esperanza pero mantengo vivo mi idealismo .Sueño , solo sueño con JUSTICIA . Esto me recuerda  en la Politeia platónica  , el sofista Trasímaco contesta desafiante a la pregunta de Sócrates acerca de la justicia :
"Pues bien , escucha .Digo que la justicia no es otra cosa que lo que es provechoso al más fuerte"
Siglos después un conocido desenmascarador ,  Maquiavelo,  revela la creciente impudicia del poder aconsejando al gobernante el doble uso de la ley y de la fuerza.Merece comentario aparte .

martes, 2 de octubre de 2012

La soberbia acomplejada

Las incursiones de la presidenta de la Nación por las universidades de Georgetown y de Harvard revelaron a los argentinos un aspecto desconocido de la máxima figura institucional del país y no porque haya dicho cosas muy diferentes de las que nos tiene acostumbrados.
La ausencia de la habitual y más controlada puesta en escena que la agiganta -el Salón Blanco de la Casa de Gobierno o el Museo del Bicentenario, sus locaciones preferidas- y con su claque de aplaudidores y reidores inhibida y reducida a la mínima potencia, la mandataria lució desguarnecida, casi a la intemperie. Se empequeñeció.
Ahora se entiende mejor por qué los stands up presidenciales se llevan a cabo entre nosotros siempre en presencia de un auditorio repleto que actúa con la efusividad irreflexiva de una tribuna futbolera.
Lo que parece funcionar como mero fondo, en realidad es parte de la forma sustancial del mensaje: el calor obsecuente, las miradas cómplices entre quienes asisten, el cabeceo constante en señal de aprobación de los invitados, las pícaras reconvenciones de la mandataria a éste y a aquél faltaron y tanto se notó la falta de ese sostén anímico que Cristina Kirchner encogió.
Es cierto que los jóvenes que la interpelaron -no hay otra manera de calificar los tonos y las ironías que utilizaron para descerrajarle preguntas (im)pertinentes y sin anestesia- adoptaron ese énfasis porque estaban al tanto de que en la Argentina la Presidenta sólo pronuncia largos monólogos y que lo que llama dialogar "con millones" son apenas saludos circunstanciales a su paso o por videoconferencia.
Si la jefa del Estado accediera, como sus colegas de otras latitudes, a la costumbre republicana de reunirse periódicamente con la prensa, la impronta desafiante que tuvieron los estudiantes de las universidades norteamericanas no habría tenido razón de ser.
El contraste entre la ausencia del envoltorio empalagoso de sus apariciones locales y los heréticos intentos juveniles de Georgetown y de Harvard por desestructurarla obraron en su contra. Paulatinamente se la vio vulnerable y malhumorada.
Aquí sus reiteradas apariciones son celebradas sin cuestionamientos como los de esos súbditos del cuento tal vez más célebre de El conde Lucanor, del infante Juan Manuel, que vivaban el paso de su rey tras haberse anunciado que unos supuestos sastres lo habían vestido con unas maravillosas telas que sólo podrían apreciar aquellos que fueran realmente hijos de quienes creían ser. Pero en realidad, el rey se paseaba desnudo porque nadie, ni el mismo monarca, se había percatado del fraude, tan asustados como estaban de no verlas y ser tomados por bastardos, sin considerar la posibilidad de haber sido víctimas de una estafa.
Los osados estudiantes que incomodaron a la Presidenta se solidarizaron con los periodistas argentinos que no pueden preguntar y actuaron como el palafrenero negro del cuento que, como no tenía nada que perder, dijo la verdad: "El rey (en este caso, la "reina") está desnudo".
En la noche del jueves, todos nos convertimos, de alguna manera, en el palafrenero negro porque vimos más claro que nunca por primera vez a la Presidenta atrapada, casi diminuta, en su propio laberinto.
Como aquí no hay quién se atreva a contradecirla en su propia cara, su "relato" acumula inconsistencias debajo de la alfombra. Ahora se vio que ante el más mínimo soplido, el castillo de naipes se desmorona. Sus explicaciones ante interlocutores más críticos se vuelven insuficientes, pero también reveladoras. Así, al poner en duda que la inflación real en EE.UU. sea del 2% hizo un reconocimiento tácito de que el índice del Indec para ella también es falso. Al afirmar que habla con "muchos periodistas", se expuso gratuitamente a que, unos minutos más tarde, los acreditados de Casa Rosada tuvieran que desmentirlo en un comunicado. CFK no conversa ni siquiera con los periodistas de la creciente "Korporación" de medios oficialistas. En EE.UU. rechazó en tres ocasiones a la cronista de la TV Pública; en cambio, siempre hace una excepción para jaranear con el movilero de CQC.
Con los nervios y el enojo creciente no pudo dominar el prejuicio de humillar a La Matanza en su inoportuna comparación con Harvard y eso produjo naturales desasosiegos en uno de los distritos que más la votaron en octubre pasado.
La Presidenta no se cansa de repetir que hay plena libertad de expresión en la Argentina ya que los periodistas podemos escribir y decir lo que nos plazca. En principio, ése sería un mérito de la democracia, no algo que se deba agradecer en particular a este Gobierno. Pero aquélla se encuentra recortada ya que hay infinidad de trabas para acceder a fuentes oficiales y las estadísticas están fraguadas. Además, el desempeño de la profesión se da en un marco de hostigamiento y difamaciones que buscan minar la credibilidad del periodismo. El reparto de la pauta oficial y la aplicación de la ley de medios sólo persiguen la lógica de beneficiar a los amigos y hundir a los que critican. Tal vez, la propia Presidenta está comenzando a ser víctima del opresivo sistema informativo que alienta y por eso, cuando habló en un contexto menos adulador, quedó tan expuesta, tan desnuda.Pablo Sirven -La Nacion.
Pablo Sirven La Nacion Oct2012

domingo, 23 de septiembre de 2012

Soberbia ,frivolidad y ser inhumano.

Por favor  te lo suplico, decime que esto te duele; que la frivolidad no es tuya; que te sacude el alma la imagen de Argentina !!!!

Ejemplo de lo ilimitado de la imbecilidad humana

Este artículo apareció en el diario "El Observador" de Montevideo ,Uruguay y que luego de ver el artículo que a continuación posteamos uno podría creer que no es de venta al´púnlico , pues sí lo es y una cantidad de boludos importantes uruguayos lo lee. Lo descubrimos de casualidad por un tweet .

Ahí va

Quote

Instrucciones primarias para ser un perfecto tuitero uruguayo

HÁGASE EL REVOLTOSO BUSCANDO LÍO -Y LUEGO JUGUETEANDO- CON GENTE DEL ESTATUS QUO. DIGA MUCHAS MALAS PALABRAS. USE TODOS LOS SINÓNIMOS POSIBLES DE LAS PARTES QUE QUEDAN DE LA CINTURA PARA ABAJO.

 
El Twitter, se sabe, es una línea de tiempo. Es decir, a diferencia del muro del Facebook, la timeline es un fugaz escaparate en el que sus 140 caracteres estarán al alcance del lector no más de diez minutos.

Después, el comentario se perderá para siempre entre el palabrerío ajeno y nadie se va a molestar en revisar sus tuits pasados a menos que usted sea un buen creador de brevedades y la otra persona tenga el interés y el tiempo necesario para practicar una moderna antropología 2.0 

Entonces, sin pérdida de tiempo, es necesario que usted sepa que para formar parte de la barra tuitera debe usar modismos tales como el “nada, eso” (quiere decir que usted simplemente quiere decir lo que dijo aunque por la simpleza de lo dicho no haga falta aclararlo), tiene que poner este signo (?) al final de algunas frases (supone que usted quiere remarcar que lo dicho es un tanto absurdo aunque se note a la legua) y despídase con un “besis” (esto siempre que usted tenga menos de 25 años y quiera informarle a su interlocutor que le está tomando el pelo).


Además, intente definirse por oposición con cierta gracia. Ej: “Yo tan Chavo del Ocho y vos tan Doña Florinda”. Use la fórmula “el flagelo de…”. Ej: “El flagelo de la gente que usa la expresión el flagelo de…”. Cuando se encuentre con un tuit ajeno que usted considere absurdo, dele retuit. Todo el mundo entenderá que usted quiere dejar expuesto al pobre diablo. 

Lea los diarios para encontrar faltas de ortografía o comentarios de columnistas que considere merecedores de burla. Eso sí, no lo haga de tal manera que sus seguidores puedan llegar a creer que a usted le gustaría estar en el mismo lugar del periodista para poder escribir como Dios manda y así poner las cosas en su lugar. 

Porque para ser un tuitero de raza lo único que necesita son retuitiadores y “faveadores” fieles. Comprobará que ya los tiene subyugados cuando los mismos diez tipos le festejen ese comentario tan certero sobre la brecha social y también el chiste del loro que se cayó al water. 

Y diga muchas malas palabras. Use todos los sinónimos posibles de las partes que quedan de la cintura para abajo. Y de las tetas también. No se sabe por qué, pero eso “garpa” mucho más que conjugar bien un verbo. Y hágase el revoltoso buscando lío -y luego jugueteando- con gente del estatus quo –preferentemente políticos- a los que de otra manera no podría acceder. 

Use en forma intensiva la fórmula “confieso que…” y luego confiese cosas tales como que le gustó una película argentina o el nuevo chicle globero sabor maracuyá. 
Incluso puede elogiar a algún fabricante de dulce de membrillo o a expendedores de bebidas alcohólicas quienes, a cambio de la propaganda, lo proveerán cada semana de su ración de almíbar y centeno.

Abrevie las palabras hasta su mínima expresión de la misma forma que lo hace cuando envía un mensaje de celular. Escriba “tmb” en lugar de “también”, “q” a cambio de “que” y “x” por “por”. También es bienvenida la expresión “WTF!” al final de un comentario ajeno que no le guste. Es la abreviación de “What the fuck” que viene a ser algo así como “pero qué corno es esto!”.
O sea, minimice al máximo a menos que necesite decir “no”. En ese caso escriba “naaaaa!”. Al principio le parecerá guarango –como decir “awwww” en lugar de “qué bueno” o "pffff" en cambio de no sé qué- pero ya se acostumbrará.
Es verdad que en el Twitter también se pueden hacer cosas más decentes y sin necesidad de escaparle a las ocho horas. Pero eso queda para una próxima historia mínima (Continuará…(?)
 
Uqte
Leonardo Pereyra es periodista de Actualidad del diario El Observador y esta es la cara del descerebrado.
 
 

miércoles, 2 de mayo de 2012

Cristina y los monstruos



Cristina y sus `cachorros´

¿Cuáles son las claves secretas de la expropiación de YPF? ¿Por qué la presidenta de Argentina se embarca en una aventura tan arriesgada? ¿Quiénes son los jóvenes que han asaltado el poder con esta maniobra? La biógrafa de Cristina Fernández de Kirchner nos revela quién manda (de verdad) en la Casa Rosada. 


De luto, con un collar de perlas adornando la cicatriz en el cuello de su reciente operación de tiroides y con una imagen de Eva Perón a sus espaldas, amparándola. Es una escenografía muy estudiada para anunciar la expropiación de YPF. Cristina Fernández de Kirchner se apropia del icono de Evita. En sus discursos televisados siempre aparece su retrato. En realidad hay dos imágenes, según sea el tono de la alocución.


Si es una noticia de la que el pueblo debe alegrarse, aparece una Evita dulce y sonriente. Cuando ataca a alguien o anuncia recortes, la imagen es seria y enérgica. La Evita de la nacionalización sonríe bondadosa.


EL SEÑUELO DE LAS MALVINAS


Su pensamiento es nacionalista. Por ejemplo, odia a Chile. Le gusta que la seduzcan intelectualmente, siempre que sea con un discurso patriótico. Cuando expropia a Repsol, habla de «recuperación de la soberanía». Antes ya había ondeado la bandera nacionalista con el asunto de las Malvinas. Lanza ese señuelo porque la economía se desploma. Intenta `malvinizar´ la Cumbre de las Américas, pero nadie le hace caso. «¡Te olvidaste de las Malvinas!», le reprocha al presidente de Colombia. Regresa de Cartagena de Indias antes de tiempo y con la cara transfigurada por el despecho. 


ATAQUES DE IRA


Tiene mucha facilidad para desquiciarse. Y más desde que le operaron y le quitaron la glándula tiroides. Si no estás bien medicado, sufres cambios bruscos de humor. Tiene ataques de ira. Les pega a las criadas. Entonces no recibe a nadie, se encierra. Hacía semanas que no aparecía ante las cámaras de televisión dando un discurso. Suele hacerlo cada día cuando está en forma, incluso mañana y tarde. A veces da la impresión de ir empastillada. ¿Litio? Hay un debate sobre si sufre un trastorno bipolar: pasa de la depresión a estados de euforia; llora en público. La secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton, pidió un informe sobre su salud mental. Se supo por los cables de WikiLeaks que Estados Unidos la considera «una líder visceral, que sufre de nervios y ansiedad» y toma decisiones influida por su estado emocional. Cristina es impredecible. 


EL CÁNCER QUE NO FUE


Su operación nos enloqueció a todos. Primero dijeron que se trataba de células cancerosas, luego que no lo eran. Se especula que lo del cáncer lo inventaron sus asesores para movilizar a su favor a la población. Uno de esos melodramas que tanto nos gustan a los argentinos. Sale del hospital en vísperas de la quita de subsidios. Todos los servicios públicos estaban subsidiados desde el año 2001. Y entonces anuncia la subida del gas, la electricidad, el agua, la telefonía... porque el Banco Central tiene las arcas vacías. Argentina es un país al borde de la quiebra y con ocho millones de pobres. Su popularidad ha caído. Y más aún desde el terrible accidente ferroviario en la estación de Once: 51 muertos, 700 heridos. El `tren de las criadas´. La gente está furiosa. Achacan el siniestro a la corrupción reinante en todo el país. Cristina Fernández teme que le va a costar caro. No se presentó en el escenario de la tragedia ni en los hospitales. 


RENCOR SOCIAL


Cristina padece una especie de resentimiento de clase. Se avergüenza de su padre, conductor de autobuses, hijo de emigrantes españoles. Lo llamaban El Colorado Fernández, pero el vecindario le decía Co-Co por su tartamudez. Cristina evita hablar de su familia. Su madre, Ofelia, quedó embarazada siendo novia de Fernández. No se casaron hasta que la hija cumplió cinco años. Cristina se enamora a los 16 años de un jugador de rugby. Y empieza a codearse con un estrato social más alto. Termina la secundaria en un colegio privado. Pero en su forma de hablar sigue teniendo la impronta del barrio humilde, a pesar de los profesores de dicción.


ENCANTADORA CON LA OLIGARQUÍA


En cambio, cuando está con la oligarquía, es simpática. Cuando la conocí, era una abogada y diputada combativa. Una mujer valiente que clamaba contra Menem y se ganaba a los periodistas invitándolos a su despacho, donde podían fumar. Me pareció encantadora y moderna. No me percaté del personaje. Su gusto por el lujo está relacionado con ese complejo que arrastra desde niña. Cuando viaja a Francia, las grandes tiendas le llevan bolsos, joyas y ropa a la habitación del hotel. Le chiflan Louis Vuitton, Hermès y Bulgari. Puede llevar encima 50.000 euros en alhajas. «No tengo que vestirme como una pobre para ser una buena política», se justifica.


MATRIMONIO DE NEGOCIOS


Cristina y Néstor formaban un matrimonio de negocios. La propia Cristina reconoce que no les gustaban las demostraciones de afecto. Cada cual tenía su vida amorosa resuelta por su lado. A ella se le atribuyen aventuras con un gobernador, un banquero, el jefe de escoltas... Las de Néstor eran bien conocidas. Pero los unía el gusto por el poder. No era una relación de iguales. Él la dominaba. Le regaló la Presidencia para que no incordiase mientras él llevaba las riendas en la sombra. «No le vengan con problemas a Cristina», les decía a sus colaboradores. «Hablen conmigo». Le dio una bofetada cuando Cristina perdió la votación en el conflicto que tenía con el campo. Pero tenían un pacto: seguir siempre adelante, pase lo que pase.


LOS DOBLONES DE NÉSTOR


Néstor siempre fue un caudillo patagónico que quería hacer plata. Era pragmático. Cristina le ofrenda la expropiación de YPF. La tentación de solucionar la crisis con el yacimiento petrolífero de Vaca Muerta, que vale 250.000 millones de dólares, es grande. ¿Pero de dónde saldrán los 25.000 millones que se necesitan para explotarlo? Además, tanto Néstor como ella aplaudieron la privatización. Y también dieron a la familia Eskenazi el 25 por ciento sin poner un solo peso. Los Eskenazi iban pagando con lo que iban ganando. A Néstor solo le importaban las empresas donde había plata. Teniendo dentro un testaferro, solo quería que entraran en sus arcas los doblones... El patrimonio de los Kirchner creció de 1,5 a 16 millones de dólares en siete años. 


EL MITO MONTONERO


Ella tiene un sesgo ideológico muy marcado. Le gusta recordarse a sí misma como una militante de izquierda muy activa durante la dictadura. Pero no fue ninguna subversiva. Yo fui montonera. Y tengo que decir que hubo dos demonios: la dictadura militar y los montoneros. Es la guerrilla más desprestigiada del mundo. No hay heroicidad en matar por la espalda. Pero como decimos en Argentina, la juventud «ha comprado el relato». Ha mitificado a los montoneros. Ser hijo de desaparecido te da prestigio y también patente de impunidad. Y estos jóvenes que rodean a la presidenta han idealizado esa época. Para ellos, el mundo empieza con el `default´de 2001. No vivieron la represión. Cuando sonó el primer tiro, Cristina le pidió a Néstor que se fueran del país. Pero él decidió volver al sur. Y allí hicieron fortuna, codeándose con los militares.


LA VIUDA ETERNA


Cristina tiene un coro a su alrededor que la adula. Para llegar a ella tienes que ser amigo de su hijo, Máximo. Ni siquiera sus ministros tienen acceso. Los `muchachos´ de Máximo forman su guardia pretoriana, aunque no son gente de revólver; más bien, burócratas. Niños bien. Viven en Puerto Madero, visten de marca... Los kirchneristas suelen ser menores de 40 años. A los que vivieron de verdad los 70 no se les puede engañar. La expropiación es una huida hacia delante que nos lleva al ostracismo internacional. En su primer mandato estuvo más tranquila. Pero pierde el sentido de la mesura a partir del funeral de Néstor. Se convierte en la viuda de Argentina. Arrasa en las elecciones. Cristina ya no se saca el luto. Hace bien. Le ha rendido mucho ser viuda. Cada día estrena un vestido negro. El argentino tiene esa vena compasiva. 

lunes, 9 de abril de 2012

Poema de Gunter Grass y un adios a la hipocresía

Lo que hay que decir

El escritor alemán se opone a un ataque israelí contra Irán

Günter Grass, en su casa de la isla danesa de Mon. / BERNARDO PÉREZ
 
Por qué guardo silencio, demasiado tiempo,
sobre lo que es manifiesto y se utilizaba
en juegos de guerra a cuyo final, supervivientes,
solo acabamos como notas a pie de página.
Es el supuesto derecho a un ataque preventivo
el que podría exterminar al pueblo iraní,
subyugado y conducido al júbilo organizado
por un fanfarrón,
porque en su jurisdicción se sospecha
la fabricación de una bomba atómica.
Pero ¿por qué me prohíbo nombrar
a ese otro país en el que
desde hace años —aunque mantenido en secreto—
se dispone de un creciente potencial nuclear,
fuera de control, ya que
es inaccesible a toda inspección?
El silencio general sobre ese hecho,
al que se ha sometido mi propio silencio,
lo siento como gravosa mentira
y coacción que amenaza castigar
en cuanto no se respeta;
“antisemitismo” se llama la condena.
Ahora, sin embargo, porque mi país,
alcanzado y llamado a capítulo una y otra vez
por crímenes muy propios
sin parangón alguno,
de nuevo y de forma rutinaria, aunque
enseguida calificada de reparación,
va a entregar a Israel otro submarino cuya especialidad
es dirigir ojivas aniquiladoras
hacia donde no se ha probado
la existencia de una sola bomba,
aunque se quiera aportar como prueba el temor...
digo lo que hay que decir.
¿Por qué he callado hasta ahora?
Porque creía que mi origen,
marcado por un estigma imborrable,
me prohibía atribuir ese hecho, como evidente,
al país de Israel, al que estoy unido
y quiero seguir estándolo.
¿Por qué solo ahora lo digo,
envejecido y con mi última tinta:
Israel, potencia nuclear, pone en peligro
una paz mundial ya de por sí quebradiza?
Porque hay que decir
lo que mañana podría ser demasiado tarde,
y porque —suficientemente incriminados como alemanes—
podríamos ser cómplices de un crimen
que es previsible, por lo que nuestra parte de culpa
no podría extinguirse
con ninguna de las excusas habituales.
Lo admito: no sigo callando
porque estoy harto
de la hipocresía de Occidente; cabe esperar además
que muchos se liberen del silencio, exijan
al causante de ese peligro visible que renuncie
al uso de la fuerza e insistan también
en que los gobiernos de ambos países permitan
el control permanente y sin trabas
por una instancia internacional
del potencial nuclear israelí
y de las instalaciones nucleares iraníes.
Solo así podremos ayudar a todos, israelíes y palestinos,
más aún, a todos los seres humanos que en esa región
ocupada por la demencia
viven enemistados codo con codo,
odiándose mutuamente,
y en definitiva también ayudarnos.