domingo, 13 de octubre de 2013

Falta de compromiso y una post adolescencia que se prolonga en el tiempo.Las últimas generaciones. Parte II


No tienen ni idea de cómo redactar un currículum. La impuntualidad no es algo que los abochorne. No se incomodan cuando no pueden dar una respuesta adecuada y expresar un problema a sus jefes les resulta una tarea titánica. A los jóvenes latinoamericanos, el mundo del trabajo se les presenta tan lejano y extraño como un planeta de otra galaxia. Influyen, sí, la calidad y la cantidad de educación recibida. Pero el mejor promedio no los convertirá necesariamente en un buen trabajador.
Un estudio del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), basado en datos de la Argentina, indagó sobre las condiciones en que los jóvenes ingresan al mercado laboral: “Se requieren políticas educativas urgentes no sólo para abordar el problema de la calidad de la educación, sino de la pertinencia de la misma cuando se trata de facilitar las transiciones de los jóvenes al mundo del trabajo”, concluye el informe.
Marina Bassi, una de las autoras, lo explica así: “Los conocimientos académicos no son suficientes para el desarrollo de los jóvenes en su vida adulta. La escuela tiene que cambiar y desarrollar metodologías que les permitan a los jóvenes poder desempeñarse en el mundo del trabajo”.
“Desconectados. Habilidades, educación y empleo en América Latina”, señala que cerca del 80 por ciento de las empresas consultadas consideró que las destrezas que más escasean son las que están relacionadas con el comportamiento, la cortesía, el compromiso y la responsabilidad ,esto lo vemos y vivimos a diario y yo destacaría a Argentina y Uruguay como dónde más se manifiesta este comportamiento . 
A partir de los datos que ya existían sobre el desempeño académico de los jóvenes latinoamericanos, el informe del BID se propuso, por primera vez en la región, averiguar cuáles eran esas habilidades que se necesitan para poder moverse con soltura en un trabajo. Así, señala Bassi, determinaron que “los jóvenes no vienen preparados, no saben cumplir un horario, no saben identificar un problema ni comunicarlo a sus jefes y no saben trabajar en equipo”.
Para llevar adelante esta investigación, se realizaron dos encuestas. Una en la que participaron 6.200 jóvenes de entre 25 y 30 años de Argentina y Chile. En la otra, se registró la opinión de 1.200 empresas de ambos países además de Brasil. En los dos sondeos se midieron dos tipos de habilidades, las cognitivas –que están relacionadas con el capital intelectual y la inteligencia dura– y las socioemocionales que están vinculadas con, por ejemplo, la capacidad para poder planificar tareas, de liderar grupos o interactuar con otras personas, pero también con la percepción que cada uno tiene de sí mismo.
El estudio partió de algunas premisas: que cada vez más jóvenes pueden acceder al sistema educativo, pero que al mismo tiempo disminuye la cantidad de los que logran permanecer hasta el final del ciclo. También que “las habilidades adquiridas en la escuela secundaria son menos valoradas por los empleadores”. Por caso, sólo el 15 por ciento de los jóvenes que busca un empleo lo consigue –en los años 80 era del 5 por ciento– y el 50 por ciento de los que poseen estudios secundarios no puede acceder a un trabajo formal.
“La escuela secundaria es el último contacto con el sistema educativo –dice el informe– y la plataforma desde la cual ingresan al mercado laboral. Es por ello que el sistema educativo de la región tiene el enorme desafío de retener a los jóvenes hasta culminar su formación y de proporcionarles las destrezas que el trabajo y la sociedad les exigirán después”.
Iniciativa para pensar nuevas estrategias, poder hacerse oír en un grupo, comprender las instrucciones y transmitirlas a otros. Esas fueron algunas de la preguntas que se tuvieron en cuenta para desarrollar este informe.
Así, se pudo determinar que, por ejemplo, sólo 12 por ciento de los empresarios encuestados dijo que no tenía dificultades a la hora de encontrar las habilidades requeridas entre los jóvenes que se presentaban a un empleo.Además, el 55 por ciento de estos empresarios señaló que el comportamiento era la habilidad más buscada pero a la vez, la más dificil de encontrar. En segundo lugar, quedó el conocimiento –30 por ciento– y por último, las habilidades específicas a cada rubro –15 por ciento–.
Bassi explica que si bien la calidad de la educación recibida proporciona más habilidades para desempeñarse en el mundo laboral, a partir de este estudio se pudo establecer que existen “otras habilidades socioemocionales que proporcionan una ventana más amplia para reducir las desigualdades. Aún si los jóvenes tuvieron un mal desarrollo académico, se pueden estimular estas habilidades para que les pueda ir muy bien en su vida laboral y así reducir las brechas entre unos y otros”.

Estas carencias socioemocionales en el trabajo se reflejan en que en Argentina el 65 por ciento de los jóvenes no pasa más de un año en un mismo empleo, según un estudio del CEPP . El secundario parece haber quedado muy atrás para ofrecer las herramientas necesarias para dar el primer paso en el mundo adulto, un mundo cada vez más competitivo pero también que ofrece empleos cada vez más precarizados.

        Los jóvenes de hoy son como las generaciones precedentes: capaces de ser generosos, solidarios y comprometidos con causas que los movilizan, pero tienen menos referencias sociales y sentido de pertenencia que sus predecesores.

Una de las mayores paradojas de nuestra sociedad occidental consiste en hacer crecer a los niños demasiado rápido, animándolos al mismo tiempo a permanecer adolescentes el mayor tiempo posible. Se incita a los niños a tener comportamientos de adolescentes cuando aún no tienen las competencias psicológicas para asumirlos. De ese modo, desarrollan una precocidad que no es fuente de madurez, saltándose las tareas psicológicas propias de la infancia, lo que les puede perjudicar en su futura autonomía.


Seguirá parte III

miércoles, 9 de octubre de 2013

Falta de compromiso y una post adolescencia que se prolonga en el tiempo.Las últimas generaciones.

Llevando sobre mis espaldas casi 45 años de actividad laboral de los cuáles casi 25 han sido como directivo e incluso propietario de empresas  veo como se ha ido tornando difícil por momentos y de acuerdo a la posición de trabajo encontrar gente joven con deseos de comprometerse en el proyecto y en poner el esfuerzo necesario .

Mucho se habla sobre  el estilo laboral de las nuevas generaciones - para convenir un rango podemos hablar de jóvenes de entre 20 y 30 años -. Quienes se han dedicado a investigar el tema aportan sus conclusiones respecto de las expectativas de estos muchachos: a) se preocupan por tener horarios flexibles y  tener tiempo para desarrollar proyectos personales que no necesariamente son laborales, b) valoran a los superiores que los mantienen al tanto de cómo realizan su trabajo, c) les interesan el cuidado del entorno y d) buscan entornos laborales en los que el clima permita la interacción entre los integrantes. Hasta aquí no parece haber demasiadas diferencias con cualquier otra persona que trabaje...seguramente las aspiraciones de quienes lean este post sean bastante similares.


Sin embargo existen aspectos - de los cuales se quejan sus superiores -: e) no adhieren rápidamente al proyecto de la empresa y f) se sienten abiertos a cambiar de rumbo/trabajo apenas aparece una oportunidad. Probablemente sean estos dos últimos factores los más preocupantes ya que son los que generan incertidumbre y fastidio entre los empleadores.

En algún momento atribuí  "la falta de compromiso" como una especie de mecanismo defensivo, al que apelan los jóvenes, frente a la inestabilidad laboral: no olvidemos que los nacidos luego de 1985 han crecido, ya, en un entorno cultural que dejado de pensar en el empleo para toda la vida y que han escuchado cientos de historias laborales que parecían seguras y estables por decenas de años y que se vieron modificadas, casi sin aviso previo, en los últimos 20 años. Mi propuesta, en ese sentido, es la de generar un vínculo estable a través de una comunicación clara, el promover oportunidades para capacitarse y el respeto por los diferentes estilos. Dicho en otras palabras, hay que volver a generar confianza.


Sin embargo existe un aspecto emocional y evolutivo que, a mi entender, hecha algo más de luz sobre la actitud de estos jovenes, aparentemente, tan poco perseverantes. Este factor es el que se relaciona con la madurez psicológica que permite el pasaje de la adolescencia a la adultez y la conformación de la identidad .


Los jóvenes tardan cierto tiempo en construir un proyecto de pareja estable y tienen un período de experimentación en el cual conocen a diferentes personas y - lo más importante - a ellos mismos. Muchas veces cambian de carrera o tardan en definir hacia dónde va su formación (y mientras tanto hacen cursos poco necesarios). También pasan por una etapa en la que, con sus primeros ingresos, se dan gustos que son - más bien - infantiles (se compran ropa, hacen regalos, van a todos los recitales,video juegos ,celulares etc.). O se van de viaje, sin rumbo fijo, para saber lo que quieren.


Y en el trabajo ? Se rigen por un mecanismo parecido: aprenden a recibir instrucciones y que existen diferentes tipos de ambientes y superiores, cambian de funciones para probar sus propias competencias, internalizan los mecanismos mediante los cuales perciben una remuneración y cómo está compuesta, se insertan en la institución del trabajo y sus anexos (presentismo, retenciones, ausentismo, promociones, evaluaciones de desempeño, etc) y aprenden que existen diferentes organizaciones, cada una con su estilo, valores y propósito. Tratan de ajustar su necesidad de percibir ingresos con sus propios objetivos, buscan, cambian...De alguna manera, la inestabilidad y la falta de compromiso son la manera de ver la situación de los jóvenes como el "medio vaso vacío". La otra mirada tiene que ver con la inquietud, el idealismo( que ya casi no existe), la búsqueda de un proyecto que los haga sentir cómodos. Es un placer estar frente al maravilloso empuje de quien quiere vivir una vida como la desea: tener tiempo libre, hacer lo que le a uno gusta, compartir y hacer amigos y trabajar/vivir/disfrutar de acuerdo a lo que considera que está bien.


La falta de compromiso de muchos de los jóvenes con el trabajo y con la empresa es el dilema que hoy tienen los empresarios del mundo y también es la problemática de una gran cantidad de empresas en Argentina y por lo que he experimentado en otros países dónde tenemos sucursales en el resto de Latino América y algunos países de Europa .


Las características apuntan a los jóvenes de la generación Y, que sin problemas renuncian a sus trabajos, dejando inconcluso cualquier proyecto, anteponiendo sus placeres personales como vacaciones, amistades o la práctica de cualquier deporte que los apasiona.
 
Los consultores expertos en Recursos Humanos (RRHH) consideran que hoy es un problema para las empresas e indican que los ejecutivos tratan de ver el perfil de aquellos jóvenes que tengan un poco más de responsabilidad o de estabilidad, para elegir en puestos claves, donde generalmente se necesita mucho talento o actitud laboral.  
   
Muchos jóvenes no se presentan a una entrevista, o si son seleccionados para el puesto, luego no aparecen. Se les llama, de repente argumentan que no aceptará porque coincide con su horario de juego, o simplemente trabajan solo por unos 3 a 4 meses, a pesar de que las empresas gastan en su formación, pero de repente renuncian, aunque la empresa sea una de las grandes compañías.
   
Veo  el tema como un problema,  es increíble la falta de compromiso por parte de dichos jóvenes, que aceptan de repente ir a una entrevista y no se presentan, o son seleccionados para un puesto y luego desaparecen, y al ser reclamados indican que no les gustó.

MAYOR FLEXIBILIDAD
    
Si bien no existe aún una fórmula para paliar este problema en las grandes empresas, se  sugiere a las mismas aplicar horarios flexibles, o de repente dar permiso de 2 ó 3 días, en caso de que al joven aún no le corresponda vacaciones. Yo particularmente me opongo a estas prácticas y soy partidario de la mano dura y de tener una política de contratación más profunda y directa por los gerentes máximos de la empresa y no por personal de Recursos Humanos que sólo tienen un chip de procedimientos. 

Esto si es que ve en el joven el perfil y la capacidad de un gran talento para el futuro de su empresa, a pesar de que el joven no se dé cuenta tal vez.
   
Los expertos coinciden en que estas características principalmente la tienen aquellos talentosos jóvenes que justamente necesitan las empresas. Sin embargo, alegan además que pequeñas y medianas empresas tienen más posibilidades de ofrecerles los que buscan, mientras las grandes organizaciones, por su parte, corren en desventaja. Explican que es la primera vez en la historia que esto ocurre.Y aquí vamos a lo que mencioné más arriba que en una pequeña o mediana empresa la entrevista final la puede tener el Gte General cosa que no sucederá en una empresa grande . 

GENERACIÓN “Y”

La supervivencia de muchas empresas dependerá de lo bien que sepan entender y adaptarse a esta nueva Generación Y. Estos jóvenes son constructores del auge de internet y la era de la información, el futuro a  largo plazo no es un trabajo de 9 a 5 de la tarde, sino un espectacular abanico de posibilidades, experiencias, gente por conocer y nuevos mundos por descubrir.

Esta generación no tolera estilos de trabajo bajo presión, falta de perspectiva clara de futuro les impide adoptar compromisos desafiantes. No esperan estar más de 2 años en una empresa que no satisfaga sus expectativas de desarrollo.

A la hora de elegir un nuevo empleo priorizan los viajes al exterior, los horarios flexibles y el trabajo desde el hogar. Es mucho más importante el tiempo de jornada, los beneficios (trabajar menos horas, o tener la posibilidad de trabajar desde su casa). 


Sigué en segundo post .