Por favor te lo suplico, decime que esto te duele; que la frivolidad no es tuya; que te sacude el alma la imagen de Argentina !!!!
domingo, 23 de septiembre de 2012
Ejemplo de lo ilimitado de la imbecilidad humana
Este artículo apareció en el diario "El Observador" de Montevideo ,Uruguay y que luego de ver el artículo que a continuación posteamos uno podría creer que no es de venta al´púnlico , pues sí lo es y una cantidad de boludos importantes uruguayos lo lee. Lo descubrimos de casualidad por un tweet .
Ahí va
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Ahí va
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Instrucciones primarias para ser un perfecto tuitero uruguayo
HÁGASE EL REVOLTOSO BUSCANDO LÍO -Y LUEGO JUGUETEANDO- CON GENTE DEL ESTATUS QUO. DIGA MUCHAS MALAS PALABRAS. USE TODOS LOS SINÓNIMOS POSIBLES DE LAS PARTES QUE QUEDAN DE LA CINTURA PARA ABAJO.
El Twitter, se sabe, es una línea de tiempo. Es decir, a diferencia del muro del Facebook, la timeline es un fugaz escaparate en el que sus 140 caracteres estarán al alcance del lector no más de diez minutos.
Después, el comentario se perderá para siempre entre el palabrerío ajeno y nadie se va a molestar en revisar sus tuits pasados a menos que usted sea un buen creador de brevedades y la otra persona tenga el interés y el tiempo necesario para practicar una moderna antropología 2.0
Entonces, sin pérdida de tiempo, es necesario que usted sepa que para formar parte de la barra tuitera debe usar modismos tales como el “nada, eso” (quiere decir que usted simplemente quiere decir lo que dijo aunque por la simpleza de lo dicho no haga falta aclararlo), tiene que poner este signo (?) al final de algunas frases (supone que usted quiere remarcar que lo dicho es un tanto absurdo aunque se note a la legua) y despídase con un “besis” (esto siempre que usted tenga menos de 25 años y quiera informarle a su interlocutor que le está tomando el pelo).
Además, intente definirse por oposición con cierta gracia. Ej: “Yo tan Chavo del Ocho y vos tan Doña Florinda”. Use la fórmula “el flagelo de…”. Ej: “El flagelo de la gente que usa la expresión el flagelo de…”. Cuando se encuentre con un tuit ajeno que usted considere absurdo, dele retuit. Todo el mundo entenderá que usted quiere dejar expuesto al pobre diablo.
Lea los diarios para encontrar faltas de ortografía o comentarios de columnistas que considere merecedores de burla. Eso sí, no lo haga de tal manera que sus seguidores puedan llegar a creer que a usted le gustaría estar en el mismo lugar del periodista para poder escribir como Dios manda y así poner las cosas en su lugar.
Porque para ser un tuitero de raza lo único que necesita son retuitiadores y “faveadores” fieles. Comprobará que ya los tiene subyugados cuando los mismos diez tipos le festejen ese comentario tan certero sobre la brecha social y también el chiste del loro que se cayó al water.
Y diga muchas malas palabras. Use todos los sinónimos posibles de las partes que quedan de la cintura para abajo. Y de las tetas también. No se sabe por qué, pero eso “garpa” mucho más que conjugar bien un verbo. Y hágase el revoltoso buscando lío -y luego jugueteando- con gente del estatus quo –preferentemente políticos- a los que de otra manera no podría acceder.
Use en forma intensiva la fórmula “confieso que…” y luego confiese cosas tales como que le gustó una película argentina o el nuevo chicle globero sabor maracuyá.
Incluso puede elogiar a algún fabricante de dulce de membrillo o a expendedores de bebidas alcohólicas quienes, a cambio de la propaganda, lo proveerán cada semana de su ración de almíbar y centeno.
Abrevie las palabras hasta su mínima expresión de la misma forma que lo hace cuando envía un mensaje de celular. Escriba “tmb” en lugar de “también”, “q” a cambio de “que” y “x” por “por”. También es bienvenida la expresión “WTF!” al final de un comentario ajeno que no le guste. Es la abreviación de “What the fuck” que viene a ser algo así como “pero qué corno es esto!”.
O sea, minimice al máximo a menos que necesite decir “no”. En ese caso escriba “naaaaa!”. Al principio le parecerá guarango –como decir “awwww” en lugar de “qué bueno” o "pffff" en cambio de no sé qué- pero ya se acostumbrará.
Después, el comentario se perderá para siempre entre el palabrerío ajeno y nadie se va a molestar en revisar sus tuits pasados a menos que usted sea un buen creador de brevedades y la otra persona tenga el interés y el tiempo necesario para practicar una moderna antropología 2.0
Entonces, sin pérdida de tiempo, es necesario que usted sepa que para formar parte de la barra tuitera debe usar modismos tales como el “nada, eso” (quiere decir que usted simplemente quiere decir lo que dijo aunque por la simpleza de lo dicho no haga falta aclararlo), tiene que poner este signo (?) al final de algunas frases (supone que usted quiere remarcar que lo dicho es un tanto absurdo aunque se note a la legua) y despídase con un “besis” (esto siempre que usted tenga menos de 25 años y quiera informarle a su interlocutor que le está tomando el pelo).
Además, intente definirse por oposición con cierta gracia. Ej: “Yo tan Chavo del Ocho y vos tan Doña Florinda”. Use la fórmula “el flagelo de…”. Ej: “El flagelo de la gente que usa la expresión el flagelo de…”. Cuando se encuentre con un tuit ajeno que usted considere absurdo, dele retuit. Todo el mundo entenderá que usted quiere dejar expuesto al pobre diablo.
Lea los diarios para encontrar faltas de ortografía o comentarios de columnistas que considere merecedores de burla. Eso sí, no lo haga de tal manera que sus seguidores puedan llegar a creer que a usted le gustaría estar en el mismo lugar del periodista para poder escribir como Dios manda y así poner las cosas en su lugar.
Porque para ser un tuitero de raza lo único que necesita son retuitiadores y “faveadores” fieles. Comprobará que ya los tiene subyugados cuando los mismos diez tipos le festejen ese comentario tan certero sobre la brecha social y también el chiste del loro que se cayó al water.
Y diga muchas malas palabras. Use todos los sinónimos posibles de las partes que quedan de la cintura para abajo. Y de las tetas también. No se sabe por qué, pero eso “garpa” mucho más que conjugar bien un verbo. Y hágase el revoltoso buscando lío -y luego jugueteando- con gente del estatus quo –preferentemente políticos- a los que de otra manera no podría acceder.
Use en forma intensiva la fórmula “confieso que…” y luego confiese cosas tales como que le gustó una película argentina o el nuevo chicle globero sabor maracuyá.
Incluso puede elogiar a algún fabricante de dulce de membrillo o a expendedores de bebidas alcohólicas quienes, a cambio de la propaganda, lo proveerán cada semana de su ración de almíbar y centeno.
Abrevie las palabras hasta su mínima expresión de la misma forma que lo hace cuando envía un mensaje de celular. Escriba “tmb” en lugar de “también”, “q” a cambio de “que” y “x” por “por”. También es bienvenida la expresión “WTF!” al final de un comentario ajeno que no le guste. Es la abreviación de “What the fuck” que viene a ser algo así como “pero qué corno es esto!”.
O sea, minimice al máximo a menos que necesite decir “no”. En ese caso escriba “naaaaa!”. Al principio le parecerá guarango –como decir “awwww” en lugar de “qué bueno” o "pffff" en cambio de no sé qué- pero ya se acostumbrará.
Es verdad que en el Twitter también se pueden hacer cosas más decentes y sin necesidad de escaparle a las ocho horas. Pero eso queda para una próxima historia mínima (Continuará…(?)
Uqte
Leonardo Pereyra es periodista de Actualidad del diario El Observador y esta es la cara del descerebrado.
miércoles, 2 de mayo de 2012
Cristina y los monstruos
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lunes, 9 de abril de 2012
Poema de Gunter Grass y un adios a la hipocresía
Lo que hay que decir
El escritor alemán se opone a un ataque israelí contra Irán
Günter Grass, en su casa de la isla danesa de Mon. / BERNARDO PÉREZ
Por qué guardo silencio, demasiado tiempo,
sobre lo que es manifiesto y se utilizaba
en juegos de guerra a cuyo final, supervivientes,
solo acabamos como notas a pie de página.
Es el supuesto derecho a un ataque preventivo
el que podría exterminar al pueblo iraní,
subyugado y conducido al júbilo organizado
por un fanfarrón,
porque en su jurisdicción se sospecha
la fabricación de una bomba atómica.
Pero ¿por qué me prohíbo nombrar
a ese otro país en el que
desde hace años —aunque mantenido en secreto—
se dispone de un creciente potencial nuclear,
fuera de control, ya que
es inaccesible a toda inspección?
El silencio general sobre ese hecho,
al que se ha sometido mi propio silencio,
lo siento como gravosa mentira
y coacción que amenaza castigar
en cuanto no se respeta;
“antisemitismo” se llama la condena.
Ahora, sin embargo, porque mi país,
alcanzado y llamado a capítulo una y otra vez
por crímenes muy propios
sin parangón alguno,
de nuevo y de forma rutinaria, aunque
enseguida calificada de reparación,
va a entregar a Israel otro submarino cuya especialidad
es dirigir ojivas aniquiladoras
hacia donde no se ha probado
la existencia de una sola bomba,
aunque se quiera aportar como prueba el temor...
digo lo que hay que decir.
¿Por qué he callado hasta ahora?
Porque creía que mi origen,
marcado por un estigma imborrable,
me prohibía atribuir ese hecho, como evidente,
al país de Israel, al que estoy unido
y quiero seguir estándolo.
¿Por qué solo ahora lo digo,
envejecido y con mi última tinta:
Israel, potencia nuclear, pone en peligro
una paz mundial ya de por sí quebradiza?
Porque hay que decir
lo que mañana podría ser demasiado tarde,
y porque —suficientemente incriminados como alemanes—
podríamos ser cómplices de un crimen
que es previsible, por lo que nuestra parte de culpa
no podría extinguirse
con ninguna de las excusas habituales.
Lo admito: no sigo callando
porque estoy harto
de la hipocresía de Occidente; cabe esperar además
que muchos se liberen del silencio, exijan
al causante de ese peligro visible que renuncie
al uso de la fuerza e insistan también
en que los gobiernos de ambos países permitan
el control permanente y sin trabas
por una instancia internacional
del potencial nuclear israelí
y de las instalaciones nucleares iraníes.
Solo así podremos ayudar a todos, israelíes y palestinos,
más aún, a todos los seres humanos que en esa región
ocupada por la demencia
viven enemistados codo con codo,
odiándose mutuamente,
y en definitiva también ayudarnos.
sábado, 7 de abril de 2012
Los Kelpers y los K
Nunca estaré lo suficientemente agradecido con la señora por la extraordinaria misión que me asignó: ir a las Malvinas a convencer a los kelpers de las bondades de convertirse en argentinos.
Allí fui, lleno de ilusiones, y de allí volví lleno de esperanzas. Me prometieron que van a pensarlo. Creo, incluso, que los entusiasmé tanto con el relato de lo que estamos viviendo en el país que tienen más ganas de hacerse kirchneristas que argentinos. Les expliqué que no hay contradicción: si sos un argentino bien nacido, sos kirchnerista; si no sos kirchnerista, acaso te convenga mudarte.
Mi misión en las islas fue sencilla, y no lo digo para quitarme méritos. Cuando dije que al día siguiente de aceptar nuestra soberanía ya iban a poder escuchar todos los discursos de Cristina y ver el programa 6,7,8 , la mitad de la población quería firmar en ese mismo momento. Están como locos por escuchar las lecciones de vida de la señora y por conocer a Barragán y a Barone, dos filósofos de la posmodernidad. Allá son muy críticos de la BBC, que no se hace eco de los mensajes en que Cristina explica cómo funciona el mundo y cómo debería funcionar. Un kelper me dijo: "Sabemos que nuestras vidas se dividirán en antes y después de haberla escuchado".
A la otra mitad de los isleños me la puse en el bolsillo con promesas sencillas. ¿Tienen poquísima inflación? Ya no tendrán nada. ¿No tienen Banco Central? Mejor, así no nos tentamos. ¿El único diario de ustedes se llama Penguin News? Nos encanta el nombre y nos encanta poder decir que es hegemónico. ¿Les está llegando el destructor británico Dauntless? Nosotros les vamos a mandar el destructor Moreno. ¿Necesitan un canciller? Nosotros también: busquémoslo juntos. ¿Necesitan un ministro de Economía? Les cedemos a Lorenzino, gratis. ¿Un presidente de la Corte? Oyarbide (les expliqué que no lo elegimos a dedo, sino por sorteo). ¿Un plan movilizador? Islas para Todos. ¿Un programa de gobierno? Ni capitalismo ni comunismo: consumismo.
Quedaron felices, pero, británicos al fin, me pidieron precisiones. Por ejemplo, qué pensábamos hacer con la gran base militar de Mount Pleasant, de la que están tan orgullosos. Les dije que se quedaran tranquilos, que no íbamos a hacer nada sin antes consultar a nuestro experto, el gran columnista de Página 12.
También preguntaron por las importaciones, algo crucial para ellos, que ni siquiera pueden abastecerse de frutas y verduras. El Penguin News había publicado que la Argentina estaba cerrando sus fronteras, bajo el lema de "vivir con lo nuestro". Les contesté que no tenían nada que temer: ellos también iban a vivir con lo nuestro.
Otra cuestión en la que se mostraron muy interesados fue la del petróleo. En 2013 empezarán a extraer muestras de su plataforma submarina. Si todo va bien, la economía de Malvinas puede explotar. De la noche a la mañana los isleños se habrán convertido, gracias al crudo, en multimillonarios. Fui sincero en mi respuesta. Dije que, como estaba a la vista, los K no teníamos un gran expertise en empresas petroleras. En cambio, éramos los mejores del mundo en el manejo de fortunas hechas de un día para otro.
Un isleño entrado en años quiso saber qué planes teníamos para la tercera edad. Haciéndome el gracioso contesté que en realidad teníamos planes para un tercer mandato. No se rió.
Un chico contó que en el colegio le enseñaron que las islas eran de los isleños y no de la Argentina. "Es un problema de libros -repuse-. Cuando acá empiecen a entrar textos argentinos van a conocer otra historia, otra perspectiva. Sobre esto ya va a venir a hablarles un señor que se llama Jorge Coscia."
Una funcionaria mostró sus dudas sobre la posibilidad de amalgamar temperamentos tan distintos como los del continente y las islas. Mi réplica fue que el actual aislamiento internacional argentino era una política de Estado para parecernos a ellos cada día un poquito más.
Después, a otra flemática pregunta kelper yo le di una emblemática respuesta kirchnerista. ¿Qué bandera va a flamear en las islas? "La argentina -dije-, pero, como propuso nuestro pensador José Pablo Feinmann, reemplazando el sol por el pañuelo blanco de las Madres de Plaza de Mayo." Fue la única intervención no del todo asimilada por los isleños. Se sabe: esos pobres tipos no tienen historia.
El momento más complicado fue cuando me apestillaron por el ataque del 2 de abril a la embajada británica en Buenos Aires. Salí del apuro con una explicación de la Presidenta: "En realidad no pasó nada. Todo fue una operación destituyente montada por un diario de la comunidad británica, The Quebracho Herald".
Boudou acaparó gran parte de la atención. Tan interesados estaban que les prometí que el vice les haría una visita. Me preguntaron en qué condición iba hacer el viaje. No entendí.
¿Qué himno tendrán? Sugerí "God Save the Queen Cristina". ¿La moneda? Por si no se sentían cómodos con el peso, propuse "el vandenbroele". ¿Tipo de cambio? Uno a uno: un vandenbroele, un millón de dólares.
Tendrían que haber visto la multitud de kelpers que fue a despedirme al aeropuerto. También estaban la policía y los soldados. O ya se sentían argentinos o, Dios no lo permita, querían asegurarse de que me estaba yendo..
Reymundo Roberts para La Nacion
jueves, 8 de marzo de 2012
Sigan presionando y el mundo explota
Por qué se indignan los israelíes
Más de 300.000 manifestantes se echan a la calle en un nuevo estallido social desatado por el desorbitado precio de la vivienda y el deterioro de la educación
miércoles, 22 de febrero de 2012
De Morales Sola Febrero 22 del 2012
El Gobierno no dice nada. El vicepresidente no aclara ni desmiente ni confirma. Un fiscal empezó a actuar, tarde y con el paso cansino. Una de las más conocidas empresas de impresión de billetes cayó en poder de un amigo de juergas juveniles del vicepresidente. Una mujer, en proceso de divorcio de aquel amigo, lo acusa a éste de ser testaferro del vicepresidente. Los diarios derraman información cotidiana sobre el vínculo personal de Amado Boudou con los que controlan esa firma, la ex Ciccone Calcográfica. No importa. Silencio.
¿No pasa nada, entonces? Ayer pasó algo. El gerente general del Banco Central, Benigno Vélez, renunció a su cargo, uno de los más importantes del sistema financiero y del equipo económico. Vélez es el hombre en el que Boudou confió en el Banco Central, en sus tiempos de ministro de Economía, para hacerle la vida imposible a la presidenta de la institución, Mercedes Marcó del Pont. Vélez cumplió acabadamente con la función que le encomendó su amigo ministro. Resulta, sin embargo, que ahora Vélez firmó la autorización técnica para que Ciccone se hiciera cargo de la impresión de billetes de 100 pesos al precio de unos 50 millones de dólares.
El Banco Central dijo ayer, en un comunicado, que Vélez se fue porque tiene otro destino en el Gobierno. Es improbable que exista otro lugar de tanto brillo, vacante al menos, como la gerencia general del banco que ejerce la autoridad monetaria del país. También puntualizó en ese documento que la adjudicación para imprimir billetes es una facultad del directorio y no del gerente general. Es una aseveración cierta, pero hipócrita. El directorio adjudica luego de la aprobación de los funcionarios del banco. Vélez había firmado la aprobación técnica. Ningún directorio adjudica obras o compras en el vacío.
Boudou debería abstraerse de ese comunicado zalamero y formal. Su situación se empieza a complicar. Marcó del Pont es una alumna dilecta del poderoso Guillermo Moreno; tal vez se convirtió al morenismo más por necesidad que por convicción. Perseguida y descalificada por Boudou, no tuvo nunca más remedio que recostarse sobre alguien más poderoso que Boudou. Sólo estaba Moreno, que viene acusando al vicepresidente, en conversaciones con cualquier interlocutor, de tener poca conciencia de los rigores de la moral pública. Lo vincula frecuentemente con el banquero Jorge Brito y tiene, dice, buena relación con la familia Eskenazi. Brito y los Eskenazi han pasado a integrar desde hace poco tiempo el amplio paisaje de la demonología kirchnerista. Fueron parte de los empresarios amigos hasta entonces.
En la dura interna del oficialismo, Moreno acaba de fulminar a otra pieza de sus adversarios. Pero, ¿es sólo Moreno? Ni el secretario de Comercio ni Marcó del Pont dispararían tan cerca del vicepresidente sin el consentimiento de Cristina Kirchner. Boudou es, quiérase o no, la segunda figura de la República por una decisión personal y exclusiva de la Presidenta. Es verdad, por lo demás, que Boudou venía siendo seriamente objetado por el círculo más íntimo de Cristina. Esto es: por su hijo Máximo y por el secretario de Legal y Técnica, Carlos Zannini. Nunca perdonaron la frivolidad manifiesta del vicepresidente ni su predisposición a ostentar inexplicables riquezas.
La decisión no fue fácil. Quizá porque la desgracia de Boudou habla mal también de la capacidad presidencial para elegir a sus colaboradores. De hecho, el vicepresidente estuvo hasta hace poco protegido por el manto de impunidad judicial y mediática que provee el kirchnerismo a sus militantes. Un fiscal comenzó a averiguar si hay algo de cierto en todo el asunto sólo 15 días después de que se conocieron las primeras informaciones sobre la oscura propiedad de la empresa Ciccone. Un adversario del Gobierno se hubiera visto frente a tres fiscales con vocación de hurgar penalmente en el escándalo en apenas 24 horas. El fiscal Carlos Rívolo fue instruido para moverse por el juez Daniel Rafecas, luego de una perentoria presentación del abogado Ricardo Monner Sans. Ningún fiscal actuó de oficio ni cumplió con su deber.
NOVEDADES
Eso no fue una novedad. El gobierno kirchnerista se resistió siempre a soltarles la mano a sus funcionarios más sospechados de prácticas corruptas. ¿Cuánto tiempo soportó, por ejemplo, Ricardo Jaime? Una novedad fue, en cambio, lo de ayer. Sólo hay dos alternativas para la noticia de que un funcionario cercano a Boudou haya tenido que renunciar: o el vicepresidente está políticamente peor de lo que parece o el Gobierno considera que la situación del vicepresidente es realmente comprometida. Es probable que se trate de una mezcla de las dos cosas.
"La Presidenta no está bien con Boudou desde que se enteró de los aumentos a los legisladores, que él promovió, y de los gastos que hizo para destruir el histórico despacho de los vicepresidentes en el Senado", dijo una fuente con acceso a la jefa del Gobierno. "Ni el menemismo se atrevió a tanto con los sitios históricos", deslizó otro funcionario. El problema de Boudou no es sólo Ciccone, aunque éste sea el más grave y el más difícil de explicar. Su problema es que el caso Ciccone agotó la paciencia del núcleo duro del kirchnerismo. El cargo de Boudou es inamovible, salvo que mediara una renuncia o un juicio político. Su situación debe analizarse, por lo tanto, por lo que sucede con los funcionarios que él designó en la administración, que sí pueden ser relevados.
Por otro lado, ¿cuánta paciencia se necesitaría para que ésta no se agotara? Por denuncias menos probadas, Dilma Rousseff echó a varios ministros de su gabinete. Por un caso infinitamente menor (haber aceptado el regalo de unas vacaciones por parte de un empresario) acaba de renunciar el presidente de Alemania.
Sin embargo, Boudou habría mantenido el favor oficial si su caso fuera una decisión compartida por la aristocracia del kirchnerismo. No lo es. Por lo que se sabe hasta ahora, Boudou abrió solo el tesoro oculto de Ciccone y solo tomó del brazo a empresarios y banqueros que luego cayeron bajo el odio implacable del kirchnerismo.
"TIENE QUE IMITAR AL EX PRESIDENTE ALEMÁN"
El diputado nacional Gerardo Milman, de GEN, sugirió ayer que el vicepresidente Amado Boudou debería considerar la renuncia a raíz de sus vínculos con los dueños de la ex Ciccone Calcográfica. "De probarse la relación con todos estos señores que han tenido la rara virtud de hacerse millonarios a través de contratos la mayoría de las veces desventajosos para el Estado Nacional, el señor vicepresidente de la Nación debería tomar el ejemplo del ex presidente de Alemania que, ante las sospechas, renunció a su cargo para no comprometer el honor de su propio país", expresó Milman en un comunicado..
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